California tiene una cualidad que ahora pude apreciar mucho
mejor: Se parece demasiado a México. Puestos de comida, carteles en español,
gente que habla inglés y español, mucho paisano, mucho gringo con pinta de
paisano. Los Ángeles (sí, con acento) sigue siendo (¿dignamente?) la segunda
ciudad con más mexicanos en el mundo, sólo después de mi querida Ciudad de los
Palacios.
Pero el viaje no tenía como propósito visitar LA. La idea
era ver a Soundgarden, una de mis viejas bandas consentidas de los noventas.
Pedro y yo llegamos con muchas expectativas y creo que los tres conciertos las superaron
por mucho. Prácticamente todas las canciones, viejas y más recientes, que queríamos
escuchar, las escuchamos.
También el viaje ayudó un poco a quitarme esa sensación de
fracaso que dejó el viaje a San Antonio. Ahora sí, salvo un par de cosas, todo
salió perfecto.
Todo está listo para Sudamérica.
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